President of Sri Lanka celebrates 3 years in power amid doubts over his mandate

Colombo, 8 ene (EFE).- El presidente de Sri Lanka, Maithripala Sirisena, celebró hoy el tercer aniversario de su llegada al poder con una agenda repleta de actividades que incluyó la inauguración de varias infraestructuras, mientras algunas voces críticas le recriminaban que no ha cumplido con las elevadas expectativas.

“El día más feliz de mi vida no fue cuando me convertí en presidente, sino hoy con la puesta en marcha de la mayor reserva de agua de Sri Lanka, el proyecto Moragahakanda-Kaluganga”, afirmó Sirisena durante el evento en el centro de la isla.

A las 11.20 (05.20 GMT), el presidente abrió las compuertas del “gigantesco proyecto de irrigación”, poniendo fin así a las “lágrimas de los campesinos que suplicaban por agua” tras más de diez años de obras, según un comunicado del Gobierno.

Otro de los proyectos inaugurados hoy fue “el paso elevado más largo de Sri Lanka” que, según remarcó Sirisena, busca solucionar los problemas de tráfico en la a menudo congestionada Colombo, escribió el dirigente en su cuenta de Twitter.

La pompa de hoy contrasta con los actos más sobrios del día de su investidura como presidente hace tres años, cuando Sirisena prometió que plantaría cara a la corrupción para cambiar la cultura política del país con el hasta entonces mandatario Mahinda Rajapaksa.

Sirisena, colaborador cercano de Rajapaksa hasta pocos meses antes de las elecciones, decidió entonces postularse como candidato de unidad de la oposición para evitar el rumbo “hacia la dictadura” que estaba adoptando el país de la mano del anterior gobernante.

El analista político Kusal Perera, autor del libro sobre el anterior presidente “Rajapaksa”, aseguró a Efe que la clase media en Sri Lanka esperaba del nuevo Ejecutivo una mayor transparencia y responsabilidad en todas sus medidas, pero lejos de eso ha evitado investigar varias “alegaciones de corrupción” dentro de su Gobierno.

Además está el problema de las violaciones de los derechos humanos durante la guerra contra la guerrilla tamil que finalizó en 2009, tras 26 años de conflicto, y que causó, según datos de una comisión de la ONU, más de 40.000 civiles muertos.

Según el director de investigación del centro investigador Verite, Gehan Gunatilleke, el actual presidente llegó al poder con el apoyo de las minorías del país (tamiles y musulmanes), pero sigue sin poner en marcha una oficina destinada a localizar a personas desaparecidas.

“Muy pocas de las promesas relacionadas con la rendición de cuentas por violaciones de derechos humanos durante la guerra (….) han sido cumplidas hasta la fecha”, declaró a Efe Gunatilleke. EFE

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